Por Eivert Caridad Fernández
He escuchado que existe una etapa en la vida de todo cristiano, donde pareciera que Dios está distante. Es en esa etapa donde cuesta orar, cuesta leer la Biblia y cuesta vivir en santidad.
He escuchado muchos testimonios de personas que se han apartado de Dios producto de esa lejanía. Ahora, la pregunta que yo hago es la siguiente: ¿será que Dios se alejó de mí? o ¿será que yo me alejé de él? La respuesta es la numero dos, y la razón es porque Dios ha prometido que nunca nos dejará; que nunca nos desamparará. Él siempre estará a nuestro lado, aunque no lo sintamos.
Es complicado vivir esa etapa de la vida cristiana, yo diría que más que complicado, es peligroso y las razones son las siguientes:
Enfriamiento espiritual: el enfriamiento espiritual es el punto de partida del desanimo, es darle cabida al enemigo. Cuando nos enfriamos espiritualmente lo primero que ocurre es el abandono de los hábitos espirituales. Cuando abandonamos la oración y la meditación de la palabra, nuestros músculos espirituales se debilitan, y producto de esa debilidad nuestra santidad se pone en peligro.
Se abren puertas que estaban cerradas: las puertas cerradas son aquellas áreas de nuestras vidas que le pusimos un candado de seguridad, como por ejemplo: la pornografía, las malas amistades, las malas palabras, etc. Cuando nos enfriamos, esas puertas que estaban cerradas se comienzan a abrir poco a poco y sin darte cuenta.
Se sustituyen los hábitos espirituales: debido al enfriamiento espiritual y a la grieta de aquellas puertas que estaban cerradas, lo tercero que va a ocurrir es que se sustituyen los hábitos espirituales por hábitos mundanos o carnales. En vez de orar y meditar en la palabra, comenzamos a practicar y a sumergirnos en las costumbres del pasado, es decir, volver a la pornografía, beber, fumar, etc., etc., etc.
Y por ultimo, CUESTA VOLVER A CASA: el hijo prodigo se dio cuenta de su situación cuando se estaba revolcando con los cerdos, y así mismo les ocurre a aquellas personas que se alejan del Señor, se dan cuenta de su estado cuando están sumergidos hasta el fondo del pecado, y es allí donde se acuerdan de Dios y de la vida que tenían antes de la caída.
Si estas pasando por estas situaciones recuerda que Dios te ama y todavía está esperando por ti.
Hoy es un buen día para regresar a casa.
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